lunes, 11 de agosto de 2008

crónica de un día previsible

Es verano, para ser exactos 11 de agosto, y al verano le han salido patas, y corre de manera precipitada. No es que no tenga ganas de que éste se vaya deslizando por cada una de las casillas que van marcando simbólicamente el paso de los días, pero tengo la extraña sensación de que me han quitado violentamente mis últimos 3 veranos, aquellos que me pertenecían, y claro, trabajar en unas grandes superficies no es exactamente el verano esperado por nadie. No obstante me dedico mentalmente a resaltar las cosas positivas de todo esto, que las hay.
Quizás es el aturdimiento de mis situación actual, o esta humedad que se filtra en mis pulmones, pero tengo la sensación de estar seminconsciente. El mediodía y la noche se me juntan, paso a tener un sólo momento para comer a lo largo del día, y la situación empieza a ser crítica, sobretodo porque ni ingiero los alimentos necesarios, ni bebo el agua que debería.

Mi verano como ya he dicho, va cogiendo piernas de atleta. Quizás para las próximas olimpiadas el y yo ganemos el bronce, la plata, o mejor aún, el oro. Eso sería fantástico.

1 comentario:

Anónimo dijo...

mierdaaaaa se me ha borrado el mensaje q te he escrito, estos Interné café son un timoooo!

en fin q me ingieras alimentos y te me cuides o te mato, q sí q el tiempo vuela y dentro de nada navidad